Luís Conde patró d’honor de la Fundació i el conegut esperit de la Fonteta.
08.10.19 Notícia del diari ABC.
“En todos estos años han corrido ríos de tinta sobre el problema Cataluña-España. Se ha opinado sobre todos los aspectos, vertientes y flancos desde los que se puede abordar y, acaso, solucionar este doloroso desencuentro. Se ha visto el asunto desde el anverso y el reverso, por la cara y por el dorso, desde el haz y el envés. Se ha propuesto encarar el problema de frente, por los costados, dejarlo tal cual o darle la vuelta al calcetín y girar la tortilla.En mi modesta opinión, sin embargo, en muy pocas ocasiones se ha intentado trabajar la solución desde lo que constituye la base o fundamento de todo conflicto humano; a saber, y por este orden: el desarme de los prejuicios que las partes en conflicto se tienen recíprocamente, el acercamiento mutuo de los actores por la vertiente humana y emocional del asunto en cuestión, y la restitución del afecto que un día hubo entre las partes.La Psicología Social sabe muy bien que la forma más eficaz de eliminar los prejuicios que las personas tienen o mantienen con respecto de otras es propiciar contacto entre ellas; lo que en el refranero popular conocemos a través del dicho «con el roce, nace el cariño». Pues gran parte de los obstáculos que encontramos en el camino para llegar a la resolución de esta triste desunión entre dos sociedades hermanas se debe, en efecto, a prejuicios o, sencillamente, a la falta de un conocimiento empático de los aspectos más humanos de unos y otros: sus necesidades emocionales, sus situaciones familiares o personales, sus trayectorias vitales, sus creencias concernientes al sentido de la existencia, su afán por la felicidad, etc.Quiero revindicar, a este respecto, una de las iniciativas más bonitas y honestas que se han tenido en los últimos años: la del empresario Luis Conde y su esposa, quienes, año tras año desde que se inició el conflicto, celebran un encuentro en su finca de Fonteta (l’Empordà, Girona) invitando generosamente a unos cuatrocientos representantes destacados del mundo empresarial y económico del país, de los partidos políticos, de los principales grupos de comunicación y del mundo intelectual. El objetivo de estas reuniones anuales, además de la noble y necesaria recaudación benéfica para la Fundación Paideia, es que personas con ideas políticas muy distintas o, sencillamente, completamente contrapuestas, se encuentren cara a cara en su versión más humana y personal, pues el convite tiene el acertado e intencionado formato de dejar que los comensales se sitúen aleatoriamente, sin un lugar definido. Unos y otros se encuentran, quiéranlo o no, entremezclados con personas que piensan diferente, muy diferente o ligeramente diferente que ellas acerca del problema catalán.Es, sin duda alguna, un marco único en nuestro país, pues en un ambiente informal y distendido, unos y otros se ven obligados, de un modo natural, a saludarse y charlar mientras toman un rico aperitivo de pie o se sientan, al azar, en la mesa del delicioso estofado de civet. El recordar algo tan básico y fundamental, pero olvidado en el día a día (a saber, que las personas, por mucho que representen posiciones antagónicas, tienen todas un objetivo común: lo que Aristóteles llamaba vida buena, el bienestar del corazón) hace que desaparezcan, de un plumazo, muchos de los prejuicios que obstaculizan el diálogo y el entendimiento.Luis Conde y Susana Alcalá han ido forjando, así, el denominado espíritu de Fonteta, consistente en que personas desunidas en el día a día se mezclen entre sí durante unas horas, se saluden, se sienten y coman juntas, y conversen fuera del encorsetado marco institucional y las reglas disciplinarias de las ideologías, tan solo en calidad de personas que en una mañana soleada de otoño se encuentran en un evento informal. No tengo ninguna duda de que si hubiera más foros de este tipo en los que los protagonistas del conflicto se vieran cara a cara, los prejuicios actuales desaparecerían progresivamente y, por tanto, la solución o soluciones quedarían, paulatinamente, al descubierto. No es casualidad que tras dos años desde ese angustioso mes de octubre, nos encontremos prácticamente en el mismo punto de partida: un sentimiento generalizado de desunión y animadversión entre personas, familias y amigos.La política no la hacen unos seres extraterrestres llamados «los políticos»: son personas de carne y hueso; sólo que tienen por profesión la de ser servidores públicos.”